¿Qué es el compost?

El compost es un fertilizante natural que proviene de la descomposición controlada de materia orgánica. De esta manera se crea un abono orgánico que es 100% natural. El aspecto del compost es terroso y de color negro, y no tiene olor.

El proceso mediante el cual se obtiene este producto se llama “compostaje”. La producción de compost es beneficiosa, ya que gracias a este procedimiento se recicla y reutiliza gran cantidad de materia orgánica que de otra forma se desecharía. Por lo tanto, producir compost es una gestión respetuosa con el medio ambiente.

 

Entonces, ¿para qué se utiliza el compost?

Las características del compost le confieren un gran valor fertilizante, pues aporta nutrientes al suelo y a los cultivos; y no solo eso, sino que además se optimiza la capacidad del suelo para intercambiar los nutrientes. Igualmente, al agregar compost al cultivo mejoramos los servicios agroecológicos del suelo, ya que: aumenta el contenido de carbono, mejora el ciclo hidrológico, incrementa el reciclaje de nutrientes y la biodiversidad microbiana. De esta forma, se mejoran las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo; favoreciendo así, un incremento en su calidad y productividad.

Por lo tanto, uno de los mayores usos que se le da al compost es el de fertilizante para agricultura y jardinería. Pero no solo se emplea para fertilizar el suelo, ya que tiene otros usos como: el control de la erosión, para recubrimientos o para la rehabilitación de suelos degradados.

Beneficios del compost

El compost es muy útil para todo tipo de suelos. Además de ser un producto proveniente del reciclaje de material orgánico, también tiene otros beneficios, directos o indirectos, tanto en su producción como en su posterior utilización:

  • Aumenta la aireación.
  • Mejora la velocidad de infiltración de agua.
  • Aumenta la capacidad de retención de agua.
  • Mejora la estructuración del suelo.
  • La materia orgánica aumenta la CIC.
  • Aporta nutrientes N-P-K.
  • Aporta carbono y nitrógeno para el desarrollo de los microorganismos.
  • Promueve la micorrización.
  • Aumenta la actividad de los microorganismos.
  • Puede disminuir la actividad de patógenos.
  • Aumenta el número de lombrices.
  • Reciclaje de residuos orgánicos.
  • Disminución de la erosión de suelos.
  • Fijación de carbono en el suelo.

Las aplicaciones del compost son muchas y gracias a sus propiedades y a su origen orgánico es un producto responsable con el medioambiente, favorece y ayuda al crecimiento vegetal. Al mismo tiempo, su producción permite revalorizar la cantidad de desperdicios y restos de material orgánico que produce nuestra sociedad. El compost es el mejor aliado de agricultores y jardineros, además se puede utilizar para uso doméstico.

La elaboración del compost

El compost es un fertilizante natural creado a partir de material biodegradable. Esto quiere decir que para la elaboración del compost siempre se requiere utilizar materia orgánica. La elaboración del compost no es complicada, pero se necesita tiempo y dedicación, así como un espacio y unas instalaciones adecuadas.

El proceso de compostaje se respalda en la acción de microorganismos que actúan sobre esa materia orgánica, y lo que hacen es transformar este elemento en compost mediante un proceso de descomposición. Para ser más concretos, la materia orgánica es todo producto o elemento obtenido de los tejidos de seres vivos, generalmente plantas y animales.

¿Qué se puede echar al compost?

El compost se puede hacer con cualquier materia orgánica, siempre y cuando esta no se encuentre contaminada. Las materias primas suelen ser las siguientes:

  • Las ramas o troncos provenientes de podas que se trituran para evitar que tarden mucho en descomponerse.
  • Abono verde, siega de césped, todas las malas hierbas.
  • Estiércol de animales: excrementos provenientes de animales de granja como vacas, caballos o gallinas.
  • Plantas marinas.
  • Algas: tienen agentes antibacterianos y antifúngicos ideales para proteger los cultivos y la vegetación.
  • Restos urbanos: toda aquella materia orgánica que proviene de cocinas o de uso doméstico. Lo que comúnmente se llama fracción orgánica y que en su reciclaje se deposita en el contenedor marrón.
  • Complementos minerales. A veces se añade al compost minerales triturados en polvo con el objetivo de corregir las carencias de determinados suelos. Algunos ejemplos son: rocas ricas en potasio, rocas calizas, rocas magnésicas y fosfatos naturales.

¿Qué no echar al compost?

Para una buena elaboración del compost es necesario evitar aquel material orgánico que esté contaminado con algún elemento no biodegradable. Se desaconseja el uso de:

Cenizas de carbón.
Filtros de cigarrillos.
Restos de aspiradora.
Tejidos sintéticos.
Residuos orgánicos con una carga de metales pesados muy alta.

Factores que pueden condicionar la elaboración de compost

También hay que tener en cuenta determinados parámetros para hacer un buen compost, por ello y para un mayor control del proceso, el compost se elabora en instalaciones preparadas y específicas. Los factores que intervienen son:

  • Población microbiana: el compostaje al ser un proceso de descomposición de la materia orgánica necesita una amplia gama de poblaciones de bacterias, hongos y actinomicetos.
  • Temperatura: debe aumentar hasta un pico de alrededor de 60-80ºC para su higienización, luego la temperatura debe disminuir.
  • Humedad: la cantidad de humedad tiene que alcanzar entre el 40-60%. Asimismo, depende del tipo de materias primas utilizadas.
  • pH: es importante que se mantenga el pH en un margen de 5-8, esto evita que los microorganismos que producen el compost se mueran.
  • Oxígeno: es esencial para el proceso de compostaje ya que es aeróbico, es decir, necesita de aire (oxigeno) para funcionar.

Relación entre Carbono (C) y Nitrógeno (N): en teoría la relación ideal está entre 10 y 20. Pero siempre puede variar en función de la materia orgánica empleada. Una mala proporción puede afectar al proceso biológico de los microorganismos.

La composición del compost

El compost se produce a partir de materia orgánica y su principal uso es el de fertilizar suelos de cultivo. A su vez, es el abono más completo y complejo que existe en el mercado. Los abonos convencionales o inorgánicos tienen una composición muy sencilla, por lo que son muy homogéneos. Por el contrario, la composición del compost es muy distinta, ya que su origen es natural. Pero su mayor ventaja respecto a los demás tipos de abonos es que cuenta con nutrientes que forman redes complejas junto a más moléculas orgánicas, favoreciendo así la liberación y absorción de nutrientes.

Componentes nutricionales del Compost

El compost es un material muy heterogéneo que contiene todos los elementos necesarios para completar un ciclo vegetativo óptimo. Sabemos que la nutrición de los cultivos depende directamente de la fertilidad del suelo y del estado del material vegetal, por tanto, cada elemento cumple una función en el desarrollo de cualquier especie y, en el caso de existir carencias, se ve afectada la producción.

A continuación, mostraremos de forma general las principales funciones de dichos elementos:

Macronutrientes:

·         Nitrógeno: hace parte estructural de los aminoácidos, los cuales forman proteínas, y también de la clorofila. Por lo tanto, tiene un rol fundamental para el desarrollo vegetativo de las plantas.

·         Fósforo: es un elemento estructural del ADN, de los fosfolípidos y de la molécula de ATP y cumple una importante función energética. Sus carencias pueden afectar al desarrollo de brotes en frutales, macolla en cereales y el desarrollo radicular.

·         Potasio: tiene tres funciones principales; interviene en la activación enzimática, el movimiento de azúcares y es un regulador osmótico. Su carencia produce una reducción en el crecimiento y el rendimiento de los cultivos.

·         Calcio: es parte de la estructura de la pared celular. Su deficiencia genera desórdenes fisiológicos importantes en tejidos de crecimiento rápido como los frutos. Un ejemplo de esto es el «Bitter Pit» en manzana.

·         Magnesio: forma parte de la molécula de clorofila. Por lo que es fundamental para la fotosíntesis. La deficiencia de este elemento produce el amarillamiento de las hojas.

·         Azufre: tiene funciones estructurales en algunos aminoácidos. La carencia de este elemento produce clorosis en hojas.

Micronutrientes:

Elementos como el boro, cloro, cobre, níquel, manganeso, molibdeno, zinc y fierro son considerados micronutrientes esenciales para el desarrollo de los vegetales, las plantas los necesitan en menor cantidad y sus excesos pueden producir fitotoxicidad. Cumplen una gran variedad de funciones estructurales, enzimáticas, fotosintéticas, hormonales, entre otras.

Fases del compostaje

El compostaje es un proceso bioquímico mediante el cual se descompone materia orgánica y se obtiene un humus llamado compost. Las fases del proceso de compostaje son muy concretas y deben ser controladas frecuentemente para que la temperatura, la humedad, el oxígeno y otros factores sean los idóneos y se desarrollen correctamente. Por norma general se requiere de unas instalaciones específicas donde llevar a cabo todo el compostaje, precisamente para asegurar un mayor control sobre cómo evoluciona etapa por etapa la materia prima que se debe convertir en el compost.

La mezcla de materias primas aún está a una temperatura ambiente y sin humidificar. Los microorganismos “mesófilos” (microorganismos que crecen entre los 20-45°C) empiezan a reproducirse descomponiendo moléculas orgánicas. La actividad metabólica de los microorganismos eleva la temperatura a 40-45°C en un tiempo de dos a ocho días. También baja el pH de la mezcla debido a la producción de ácidos orgánicos.

También llamada fase de “higienización”, en esta etapa la temperatura sube a más de 45°C y los microorganismos mesófilos son sustituidos por los “termófilos” (microorganismos que proliferan a temperaturas de entre 45°C y 70°C). Los termófilos descomponen fuentes más complejas de carbono, como la celulosa y la lignina. Otro cambio importante es que el nitrógeno es transformado en amoníaco y el pH de la mezcla se vuelve alcalino.

A partir de 60º comienza la etapa termófila del proceso. En el cual los microorganismos capaces de vivir en condiciones de mucho calor degradan moléculas complejas.

Posteriormente y durante varios días, incluso meses (dependiendo de las materias primas utilizadas), se mantiene la temperatura elevada y se reduce la actividad biológica de los microorganismos. Entonces se produce un proceso de pasteurización en el que mueren bacterias y contaminantes perjudiciales (como la Salmonella o la Escherichia coli). Este proceso permite que se higienice el producto.

Durante esta fase se debe airear la mezcla de forma frecuente con el objetivo de aportar oxígeno a los microorganismos y que puedan seguir descomponiendo.

Cuando el carbono y el nitrógeno han sido consumidos, desciende la temperatura nuevamente hasta los 40-45°C. Los mesófilos vuelven a aparecer y descomponen el material restante de celulosa y lignina. También el pH desciende otra vez de forma ligera.

Esta etapa del proceso requiere que la mezcla se mantenga a una temperatura ambiente. Durante este tiempo se producen una serie de reacciones secundarias que provocan una condensación y polimerización del humus. Al finalizar este periodo obtenemos un producto que ya se puede llamar compost.

El proceso de compostaje aporta grandes beneficios a las enmiendas orgánicas, le ofrece una higienización, una reducción de los malos olores y disminuye los volúmenes que se deben aplicar. Sin duda el compost es uno de los fertilizantes más completos y beneficiosos para la vida vegetal.